viernes, 12 de octubre de 2012

De cómo Guerrero perdió un ojo y Marcos Campillo hizo de cirujano

En una anterior entrada hablábamos de los paisajes y las personas comunes que circulaban por la novela de Gloria Ruiz. Recogimos una cita de esa novela en la que Marcos se veía obligado por las circunstancias a ejercer de cirujano con un compañero. Esos hechos, en la realidad ocurrieron en el otoño de 1947. Habían realizado un asalto en Posada de Llanes a un indiano.
Realizada la operación, tomaron rumbo a Cabrales, con la intención de pasar posteriormente a Liébana. Como era habitual, los desplazamientos se realizaban por la noche, para evitar ser localizados. Esa vez se tropezaron con una patrulla de la Guardia Civil y José Marcos Campillo nos lo contaba así:

« Al asomarnos en una curva cerrada, oímos el ruido de las hojas, que hay muchos castaños y era otoño. Dije yo: –“Cuidado que se han movido las hojas”. No sé quién dijo: –“Seguramente son yeguas”. –“No, que ya han bajado los ganados de los puertos –en eso nos preparamos, yo cargué el cerrojo–. Vamos a ponernos un poco para atrás a observar”. Gildo estaba al lado mío, casi no me dio tiempo, enfocó la linterna. Estarían sentados y al oírnos se habrían escondido detrás de los árboles. Estaban cerca, y nada más enfocarles empezaron a tirar ráfagas. Me tiré al suelo, y empecé a tiros. No veía a los otros. Veía que salían tiros al lado, pero no me daba cuenta. En el último tiro de fusil, oigo una voz junto a mí: –“Me han matado”. Era Guerrero. Los otros, como era pendiente, se fueron corriendo y la Guardia Civil no se dio cuenta; y nosotros que estábamos al lado tampoco nos dimos cuenta que se habían marchado. –“Me cagüen Dios, nos hemos quedado solos”.

Le cogí por la mano, y cuando iba por el monte le cargaba a cuestas, que ya no podíamos ir por camino, y cuando entrábamos en algún prado le llevaba de la mano, así hasta que llegué a Cabrales, bueno un poco más arriba, entre Poo y Cabrales, donde habíamos dejado a Pin. –“Te dejo que voy a buscar a Pin, para marcharnos a Liébana y a decir al enlace, a ver si mañana compra en la farmacia algo para curarte; y que nos iremos a curar a tal sitio”. A una casa que está sola, un poco retirada del pueblo y que eran familia. Así lo hice: deje a Guerrero en una finca, me acerqué a la casa y se lo dije: –“Pasó esto, así que venga, prepara el macuto que nos vamos”. A los de la casa les indiqué que se acercaran a una farmacia de confianza a comprar medicinas y que las llevara a otra casa. No es que en la farmacia supieran de nosotros, pero aunque lo sospecharan no dirían nada. Salimos y nos quedamos allí en un bosque, y a la noche siguiente bajamos a la casa donde habíamos quedado con la enlace. La una salía al encuentro de la otra como si fuera un recado. Una casa está en la punta del pueblo y ésta en la carretera, que es donde estaba Pin. Cuando estás en casa no metes ruido, estás en una habitación. Llegamos, comimos algo, me parece que no comí nada, por la paliza que me había pegado. Allí le curé yo, me empezó ayudando el dueño, no es fácil de cortar estas cosas. El hombre se desmayaba, me dijo que no podía ver aquello. Le digo a Pin: –“Coge la linterna. Alumbra aquí”. Yo cortaba y le iba limpiando, hasta que le fui cortando todo en tiras. ¡Me cagüen Dios, y que le pasa igual!, digo: –“Estoy arreglado con vosotros”. Tuve que coger la linterna con los dientes y era redonda de estas grandes, de aquélla tenía buena dentadura. Y le operé, lavarle y cortar. Después se venda y ¡hale!, entonces marchamos…”

El testimonio de Campillo esta extraído de las páginas 230 a 232 del libro: “Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria”; que publicamos en el 2008.

lunes, 8 de octubre de 2012

Segundo Mantecón Arteche


Artículo publicado por Íñigo Landa Larrazabal. Pinchar en el enlace para consultar el artículo original: http://landa-larrazabal.blogspot.com.es/2009/11/historia-de-cinco-luchadores-contra-el_12.html

Segundo Mantecon Arteche, nació en Reocin en 1918. Antes de la Guerra ya pertenecía al PCE, con Enrique González Zurita y su hermano Agustín. Al empezar la contienda se incorpora voluntario en las milicias republicanas, en el frente del Norte. Al terminar la guerra en el Norte es detenido y condenado a doce años y un día de prisión por auxilio a la a la rebelión cumpliendo varios años de cárcel.

Al salir de la cárcel. En 1944, Enrique González Zurita, Segundo Mantecon, Agustín Mantecon y otros del PSOE reorganizan las Juventudes Socialitas Unificadas JSU. Y después el PCE, en Reocin, recaudaban dinero para la gente más necesitada y perseguida.

Fue denunciado en varias ocasiones por el cura de Reocin, de actividades subversivas, le acuso de colocar una bomba en el Ferrocarril Cantábrico pero se demostró que era mentira, los hermanos Mantecon estaban ferozmente perseguidos por el cura y falangistas, les tenían una especial manía por no ocultar ser de izquierdas. Cuando Enrique González Zurita “El Brujo” se unió a la guerrilla, el se quedo en él puesto que Zurita tenia en el Partido, de enlace y recoger dinero para el Partido Comunista y para los perseguidos. Entre 1946 y 1948 su casa era un punto de apoyo para la Guerrilla en ella se quedaron en varias ocasiones Juan Fernández Ayala “Juanin”, Carlos Cossio “Popeye”, Ignacio González Mazon (Ciuco), Enrique Colsa Gutiérrez y otros.

Cuando en Agosto de 1947 en el asalto a la tienda de Miguel Arenal en Vega de Villafufre cayeron Bonifacio “Rubén, herido en el pecho, murió a los tres días por el maltrato y falta de asistencia” y Enrique González Zurita “el Brujo, herido grave con tres tiros, tardo en curar varios meses”. Y escaparon Ignacio González Mazon “Ciuco” y Enrique Colsa Gutiérrez, fueron a Reocin en las dos bicicletas que les proporciono el enlace, Juan Prieto Penagos, de la Penilla de Cayon, se pusieron en contacto con Segundo Mantecon, y este los alojo en su casa ese día, pero como su casa estaba muy vigilada, los escondió en la Mina de Reocin, proporcionándoles ropa y alimentos, hasta que se fuera apaciguando lo del tiroteo de Vega de Villafufre.

Tiempo mas tarde volvieron a los montes de Santa Maria de Cayon, que conocían muy bien por ser de esa zona. Pero sin enlaces ni puntos de apoyo, “al enterarse de la muerte de Aja y Pancho” viendo que no tenían salida se entregaron en Santa Maria de Cayon en Diciembre de 1947.

Segundo y su hermano Agustín, desde 1947 estaban muy perseguidos y vigilados debido a sus antecedentes y conocidas ideas izquierdistas, además por las denuncias del cura y falangistas, en 1948 fueron detenidos y maltratados, en particular Segundo, que fue salvajemente apaleado, fue condenado a diecisiete años cuatro meses y un día de prisión, “que cumplió en el Penal de Burgos, Canarias y El Dueso”, y Agustín a catorce años ocho meses y un día, en el consejo de guerra celebrado el 30 de Octubre de 1952, en este mismo consejo fueron juzgados, Antonio Bedia González, Enrique Colsa Gutiérrez, Enrique González Zurita, Ignacio González Mazon, Juan Prieto Penagos, Benjamín Cruz Bolado, Ricardo Bedia González, Rosario Ruiz Iturbe y así hasta 38, mas 3 que murieron en la cárcel antes de iniciarse el consejo de guerra.

Durante el tiempo que coincidió en la cárcel, con Enrique González Zurita “El Brujo” tenían la misión del reparto de la propaganda con las novedades que recibían de fuera, para los presos del Partido Comunista, estas noticias las editaba Segundo Mantecon en la Imprenta – Biblioteca de la cárcel en la que estaba destinado, con el riesgo que esto suponía. Cuando salió de la cárcel en 1961, se dedicaba a encuadernar fascículos, para unas librerías de Torrelavega pues esto lo había aprendido en la cárcel. Después entro a trabajar en la Firestone hasta su jubilación, murió en Puente San Miguel (Reocin) en 1996, está enterrado en el cementerio de Polanco.

También se puede consultar:  Valentín Andrés Gómez: Del mito a la historia. Guerrilleros, maquis y huidos en los montes de Cantabria. (Universidad de cantrabria, Santander, 2008), Capítulo IV: El ocaso de la agrupación guerrillera de Santander.

Teodoro Rivero García (El Cabuérnigo)

  Artículo publicado por Íñigo Landa Larrazabal. Pinchar en el enlace para consultar el artículo original: http://landa-larrazabal.blogspot.com.es/2009/11/historia-de-cinco-luchadores-contra-el_05.html

 Teodoro Rivero García, nació en Mazcuerras en 1915. Antes de la guerra, con un tío suyo y otros de la comarca ya habían fundado una célula del Partido Comunista PCE y más adelante las Juventudes Socialistas Unificadas JSU.

Al empezar la Guerra marcha voluntario al frente para defender a la Republica, para tratar de contener a las fuerzas fascistas que avanzan hacia Santander, en la ofensiva contra Santander, cae preso y ingresado en la cárcel, primero en la Importadora que era un almacén de maderas que había en la Estación del Cantábrico en Torrelavega, por donde pasaban la mayoría de los presos de la zona antes de ser juzgados, para luego ingresar o en la Prisión Provincial, el Dueso o ser fusilados, “allí estaban según cuenta como sardinas en lata” en la Importadora recuerda que estaban, Antonio Bedia González, de Dualez. Antonio Goicoechea González, de Ganzo. Peña, de Burgos. Fermín, de Santander. Inocencio Aja, de Obregón. Bezanilla, de Santander. Arce, de Santander. Mantecon, de Reocin.

Después de salir de la cárcel, se fue a su pueblo Mazcuerras, donde se dedicaba a la agricultura y ganadería con su familia, solía pasar mucho tiempo en el monte cuidando las vacas, en los montes de Ibio, Mozagro y Mozagruco, entre 1943 y 1944, estando en el monte entro en contacto con algunos guerrilleros que andaban por esa zona a los cuales suministraba provisiones, y les informaba de las novedades y movimientos de fuerzas que había en la zona, cuando fue descubierto por la Guardia Civil y fueron a buscarle a casa estaba en el monte, con las vacas “Ya andaba preocupado, porque le habían dicho que alguien le había denunciado y que iban tras el” un vecino fue a comunicarle que había ido a buscarle la guardia civil y unos falangistas que decían que querían “limpiarle el forro”.

Sin pasar por casa se marcho con idea de pasar a Francia, marcho andando y en trenes de mercancías hasta Bilbao, luego hasta Barcelona escondido en varios trenes de mercancías. “Parte del trayecto lo hizo andando” En Barcelona es detenido y ingresado en la prisión, La Modelo. En la citada cárcel estuvo nueve meses, hasta que en un golpe de suerte pudo huir. En Agosto de 1945, a causa de una enfermedad le llevaron de la cárcel al hospital de donde se escapo, marcho a Gerona allí se puso en contacto con miembros del Partido Comunista, los cuales por medio de la guerrilla, le ayudaron a pasar a Francia, allí se unió a la guerrilla y hizo alguna incursión por los Pirineos, entrando en España para hacer acciones de guerra, “voladuras, ataques a la Guardia Civil y la Falange” en la zona de Huesca, Lérida.

Después se quedo en Francia en Pau, allí se caso con una francesa, trabajo en la construcción, de Encofrador y allí vivió hasta su muerte en 1996. En ese País fue miembro de PCE en el exilio hasta su salida en 1968. La salida fue debida al camino reformista que había tomado el PCE y las diferencias con el carrillismo, que ya venían de hacia años. En 1970 con Eduardo García, Agustín Gómez y otros fundaron el PCE VIII-IX Congreso, posteriormente PCEU, y después con la Unidad de los Comunistas en Febrero de 1984, el Partido Comunista de los Pueblos de España PCPE, donde milito hasta su muerte en Diciembre de 1996.

Siempre recordaba con emoción, que uno de los momentos mas duros y más difíciles de su vida en el exilio fue cuando le comunicaron la muerte de su madre, y no poder venir a su entierro, de lo cual hizo unos versos. En todos estos años nunca volvió a su pueblo, la primera vez que vino fue en el año 1978, después venia todos los años en el mes de Agosto para las fiestas de Cabezón de la Sal, el Día de Cantabria, se sentía orgulloso que le llamaran “el Cabuérnigo”. Todas sus cartas las firmaba como Teo Rivero “el Cabuérnigo”.